viernes, 13 de enero de 2012

Estacio, Silvae, V, IV. Traduccion segun la version de Francisco Torrent

¿Por qué delito, joven dios, entre todos el más placentero, o por qué error, triste de mí, he merecido, oh Sueño, ser yo el único ayuno de tus dones? Callan todas las reses, las aves y las fieras, y las curvadas cimas simulan laxos sueños, y no es igual el ruido de los ríos salvajes; cae el fragor del mar y las aguas reposan, tendidas en la tierra. Ya es la séptima noche que Febe, al regresar, ve fijas mis pupilas fatigadas. Pero ahora, ¡ay de mí!, si alguno, bajo la larga noche, por tener enlazados los brazos de su amada, quiere, Sueño, alejarte, ven de allá; no te pido que extiendas por entero tus alas sobre mis ojos: tal es el ruego de una más placentera muchedumbre. Tócame, eso me basta, con el borde de la parte final de tu varita, o, al menos, pasa ligeramente de puntillas.

 De: Los Asesinos del Emperador de Santiago Posteguillo